miércoles, 9 de febrero de 2011

Incluso con la sordera que me provoca el corazón en tu labios,
necesito silencio,
incluso cuando ya todo calla,
cuando miro el techo tratando de olvidar los colores de la soledad,
ahí, incluso ahí,
una palabra parida de tu boca me resulta un grito quebrantado,
y entonces salgo a la calle, buscando ruidos,
para silenciar ahora de verdad los recuerdos que dejaste.

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