martes, 28 de diciembre de 2010

Dime.

Dime si despuès, cuando el cielo ya no exista, 
cuando la aves se tiñan de negro azabache enterradas en el mar, 
cuando los meses pasen en vano, 
dime ahì, 
si alguien llorarìa por ti. 
Como lo hacìa yo a veces, 
cuando todo era cierto y falso a la vez,
 cuando sòlo estabas tù, 
durmiendo entre las sàbanas sucias de mi alma.
 Dìmelo.
Dímelo, y acuérdate de cuando me lo dijiste.
Para no olvidar la respuesta,
ni tampoco los detalles de los dìas soleados en tu cama, 
cuando adoraba tu pelo entre mis brazos. 
Y los suspiros en mi cuello,
tu subir y bajar de campanita hacìa una melodía que me dormía plenamente. 
Dime entonces, si alguien del futuro, 
si es que llega a existir, que serìa capaz de amarte y adorarte como yo. 


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